Es probable que pienses que el brunch es una tendencia relativamente novedosa, de no hace mucho tiempo. Sin embargo, esta moda reforzada por las nuevas generaciones de amantes de la comida y jóvenes profesionales cosmopolitas, tiene sus orígenes a finales del siglo XIX.
Hoy te hablamos de esta tendencia que ha aumentado su popularidad a lo largo del s. XX y que de nuevo vuelve con fuerza.
El brunch es una comida que se disfruta a última hora de la mañana o por la tarde temprano, generalmente entre las 10 a.m. y las 2 p.m. Es, por tanto, un híbrido de desayuno y almuerzo que combina elementos de ambos. Normalmente se asocia a los fines de semana, particularmente durante los domingos. Tal vez porque es cuando hay más posibilidades de dormir hasta tarde, lo que hace que la idea de un desayuno tardío sea perfecta.
Se dice que el brunch tiene sus antecedentes en las altas esferas de la sociedad británica victoriana, en la que surgió una nueva tendencia para cambiar las estrictas horas de comida que seguían inalteradas desde la Edad Media. Estas familias acomodadas daban el día libre a sus sirvientes los domingos, después de haber cocinado una espléndida variedad de platos pensada para durar todo el día, tanto para la familia como para sus invitados. En torno a una mesa se sentaban a disfrutar de esta especie de buffet con el mejor alcohol, aprovechando para hablar sobre los últimos acontecimientos, debatir, celebrar, y estrechar lazos después de una semana estresante.
El término brunch es un acrónimo de las palabras inglesas “desayuno» y «almuerzo» (“breakfast” y “lunch”), y su primera aparición fue en la publicación Harper’s Weekly en 1895. En el artículo «Brunch: A Plea”, Guy Beringer sugirió este tipo de comida repleto de opciones dulces y saladas, como alivio a las resacas de los domingos provocadas por la noche anterior.
Según Beringer, después de una larga noche de sábado, se debería renunciar al desayuno tradicional del domingo y atiborrarse de una comida híbrida durante el mediodía. Además, defendía que el brunch debería ir siempre seguido de té y pasteles. Beringer concebía el brunch como una comida con amigos durante la cual se socializaba y se comentaban las historias de la noche anterior. Para Beringer este acto de compartir comida e historias generaba un sentimiento muy satisfactorio y agradable, no solo con nosotros mismos sino también con nuestros semejantes. Por eso la idea del brunch es inseparable de la sociabilidad y la alegría.
Su popularidad aumentó exponencialmente a lo largo del siglo XX, extendiéndose globalmente y entre todo tipo de clases sociales. En China, el dim sum se convirtió en el plato preferido de brunch. En Sudáfrica, los panqueques y las frutas definen el típico brunch dominical. Con el aumento de la globalización, el mundo comparte sus tradiciones de brunch desde todas las latitudes.
A pesar de su popularidad y normalización actual, puede ser difícil precisar exactamente lo que abarca el brunch. Si bien hay clásicos probados, como por ejemplo los huevos benedictinos, es muy probable que te ofrezcan sabores exóticos y cocina experimental junto con tus clásicos favoritos.
En el brunch se puede servir cualquier tipo de alimento, desde los tradicionales para el desayuno como tortitas y salchichas, hasta alimentos más similares al almuerzo, como cócteles de mariscos. A menudo se ofrecen alimentos pesados y grasos, derivado de su origen para combatir la resaca. Los brunch VIP también se suelen acompañar con cocktails como mimosas o Bloody Marys y, a veces, incluso también con champán.
A algunas personas les gusta comer un brunch antes de asistir a eventos vespertinos como bodas y partidos deportivos. La idea es que una sola comida sea suficiente hasta las primeras horas de la noche, cuando se tome la cena. El brunch también es considerado un lujo en algunas regiones del mundo y se ofrece a las personas en sus cumpleaños o en otras ocasiones especiales. El brunch en la cama, por ejemplo, se considera una forma de atención especial reservada solo para días señalados.
En los destinos vacacionales, muchos hoteles, complejos turísticos y cruceros sirven brunch a sus huéspedes los fines de semana. Algunos restaurantes ofrecen también este servicio, y tú también te puedes preparar un brunch casero, aunque normalmente se interpreta como una comida que se come fuera de casa y en compañía.
¿Has tenido la oportunidad de degustar algún brunch?, ¿qué te ha parecido? Comparte tu experiencia con nosotros en los comentarios y ¡bon appétit!