Durante un periodo más o menos largo de inactividad física como el provocado por el confinamiento de la cuarentena, el cuerpo del deportista sufre una transformación que hay que tener en cuenta a la hora de volver a la rutina de entrenamientos.
¿Cómo volver a esa rutina? Si te has encontrado un poco desorientado y necesitas un impulso de motivación, estos son algunos consejos sobre cómo reiniciar el hábito de ejercicio y volver a una rutina saludable.
Comienza con algo fácil.
La vuelta al entrenamiento no puede ser una vuelta con el mismo nivel que la última vez. Es importante saber dónde estamos físicamente para adecuar el entrenamiento a nuestra condición física. Intentar hacer lo mismo que se hacía antes del parón solo puede generarnos problemas físicos. Por eso, lo mejor es comenzar con algo fácil. Tan pronto como te sientas bien con un pequeño avance, querrás continuar y volver a tus hábitos saludables.
Recuerda lo bien que te hace sentir.
A veces nos enfocamos demasiado en el esfuerzo, más que en el resultado. Puede que sea duro el momento de empezar a entrenar, pero sabes que siempre te sentirás muy bien cuando termines. Por lo tanto, si necesitas algo de motivación, solo recuerda esa sensación del post-entrenamiento.
Comprométete a cinco minutos.
Un entrenamiento largo al principio seguramente te parecerá demasiado. Comprométete a ejercitarte solo durante cinco minutos. Este compromiso es mucho menos desalentador que un entrenamiento completo. Una vez que estés en movimiento, lo más probable es que quieras continuar. Por eso ponte como meta cinco minutos y espera a ver hasta dónde puedes llegar.
Prepara tu bolsa de deporte.
¿Qué pasa si solías hacer ejercicio por la mañana pero ahora te cuesta levantarte temprano? Prepara tu bolsa de deporte la noche anterior y ponla junto a tu cama. Coloca la alarma fuera de tu alcance para que, cuando suene, tengas que levantarte de la cama para apagarla. Cuando te des cuenta ya estarás fuera de la cama y con la bolsa de deporte ya preparada, listo para ir a hacer ejercicio.
Si por ejemplo vas al gimnasio después del trabajo, coloca tu bolsa al lado de tu escritorio. Esto actuará como recordatorio de tu compromiso y te ayudará a cumplirlo.
Prográmalo en tu agenda.
Si tu cabeza busca una excusa para no hacer ejercicio, seguramente la encontrará. Por eso es importante despejar tu horario y programar un tiempo específico para el ejercicio diario. Asegúrate de planearlo para un momento en el que no te distraigas fácilmente. Si sabes que es fácil que te quedes atrapado en el trabajo por las tardes, programa tu entrenamiento por las mañanas. Si las mañanas las tienes demasiado ocupadas, entonces programa tu entrenamiento por las tardes. Si sabes que va a ser un día de locos, simplemente comprométete a una sesión rápida de quince minutos, ya que hacer algo siempre es mejor que no hacer nada.
No pienses solo en el gimnasio.
Estar en forma no se consigue únicamente yendo al gimnasio todos los días. Encuentra la manera de combinar tus entrenamientos e incorpora otros ejercicios con los que disfrutas. Practicar deportes sociales, salir a correr por la playa o simplemente pasear al perro son excelentes maneras de mantenerse en forma sin tener que ir al gimnasio.
Si puedes haz ejercicio con un compañero.
Es muy fácil abandonar el entrenamiento si solo tienes que responder ante ti mismo. Tener un amigo, un compañero de trabajo o un miembro de la familia con el que poder entrenar es una excelente manera de aumentar la motivación, responsabilizarse mutuamente y cumplir con la rutina de entrenamiento. Por supuesto también añade un componente social, que hace que el ejercicio sea mucho más divertido.
Hazlo por ti mismo, no por nadie más.
Estar en forma debe consistir en sentirse bien, tener confianza y aspirar a ser lo mejor posible. Recuerda siempre hacer esto por ti, no por nadie más o por cómo crees que debes aparentar. Cada vez que hagas ejercicio, tienes que saber que has hecho algo bueno por ti mismo y debes sentirte orgulloso.
Recuerda que los hábitos se crean por las actividades diarias que elegimos para invertir nuestro tiempo. Por lo tanto, cuanto más consistente seas con tu rutina de ejercicios, más fácil será formar hábitos saludables. Una vez que consigas que sea un hábito, podrás ir en piloto automático y hacer que el ejercicio sea parte de tu vida diaria. ¡Mucho ánimo!