No es cierto decir que, cuando se trata de estilo, el color es poco masculino. Si viviéramos hace 300 años, sabríamos que algunos de los hombres más relevantes de la época vestían levitas de colores brillantes, bordadas con hilos deslumbrantes en la tonalidad completa del arco iris. En época medieval, cuando ciertos tintes como el púrpura eran bastante difíciles de conseguir, usar un color brillante hacía ver que eras rico y poderoso, el equivalente a usar un Rolex exclusivo en la actualidad.
De hecho, la falta de color en el vestuario masculino es una costumbre claramente del siglo XX y que, generalizando, se podría atribuir a varias causas: la homogeneidad de la industrialización, el surgimiento de la cultura corporativa y, tan recientemente como en la década de los 90, el éxito de un minimalismo elegante y riguroso que trajo la gama completa de grises a las salas de juntas de todo el mundo.
Por eso hay que decir que el color en la ropa masculina tiene una larga historia a sus espaldas. Y también un futuro brillante. Lo podemos ver en el día a día. Además, en las recientes colecciones de los diseñadores más innovadores, uno de los pocos elementos que entronca con el resto de la historia de la moda es, sin lugar a dudas, el uso atrevido del color.
Así que, realmente, no es tan sorprendente. A medida que entramos en una nueva era laboral, en la que el trabajo autónomo y el trabajo a distancia parecen la nueva norma, nuestros estilismos seguirán diversificándose, lejos de la conformidad corporativa y hacia una individualidad más o menos original. Y el color es clave para esto: es una excelente manera de generar impacto. Aún así, todavía estamos en un período de transición. Nadie está preparado todavía para ir como el payaso de Micolor, por eso hoy te traemos esta guía básica, para que seas capaz de elegir, combinar y vestir el color de forma que haga que la gente te mire, pero no fijamente.
HAZTE CON COLORES NEUTROS
El punto de partida para usar cualquier color es tener los tonos adecuados para combinar. Para ello tendrás que hacerte con un buen fondo de armario de prendas neutras. Es decir, un conjunto de colores maleables y de bajo contraste que funcionarán con cualquier cosa, y entre sí. Esto incluye negro, blanco y todos los grises intermedios. También puedes añadir el beige (pero no tan oscuro que sea casi marrón) y azul marino (pero no tan claro como el azul regio). Al asegurarte de tener una amplia selección de artículos en estos colores, te resultará mucho más fácil introducir tonos más fuertes a su lado.
También podrás combinarlos entre ellos de cualquier manera y que parezcan más o menos aceptables. Los mejores artículos para comenzar tu selección son los más adaptables y polivalentes: camisetas, camisas y pantalones.
CREA TU PROPIA PALETA
Aproximadamente cada seis meses, el mundo de la moda presentará una selección de colores que se impondrán en el mercado. Sin embargo no todos los colores se adaptan a todo el mundo, además no debes usar un color solo porque esté de moda en un momento dado. Busca una gama de colores que funcione para ti, según tu tono de piel, complexión, cabello y color de ojos.
Si eres de piel pálida, los colores muy claros y brillantes te harán parecer descolorido y no te favorecerán; es mejor que utilices tonos más profundos y ricos. Si tienes una piel más bronceada u oscura, puedes aventurarte con tonos más claros y vibrantes, y en mayor cantidad. Además hay muchas más consideraciones a tener en cuenta, por ejemplo: usar algo del mismo color que tus ojos los resaltará; si tienes una tendencia al enrojecimiento en la cara, debes mantenerte alejado de ese lado del espectro tonal; también puedes tener en cuenta tu color de cabello.
Sin embargo, en última instancia, otra forma de encontrar los colores que funcionan para ti es simplemente elegir los que te gustan. Si no lo tienes claro, coloca tu ropa sobre la cama y quita la que nunca o rara vez usas. ¿Qué colores predominan? ¿Cuáles te hacen feliz?
Siguiendo los pasos anteriores, deberías llegar a una selección de colores que te gusten y que sabes que te sientan bien. Colócalos uno al lado del otro y pregúntate: ¿podrías añadir otro color que encajara fácilmente?, ¿o uno que contrastara? Después de un poco de análisis, llegarás a un conjunto de colores con los que te sentirás cómodo, idealmente solo tres o cuatro.
Una vez que hayas encontrado tus colores, tenlos en cuenta cuando vayas de compras, como lo harías al decorar una habitación. Una buena forma de hacerlo es llevando unas muestras de esos colores en tu móvil, por ejemplo. Conseguirás un armario mucho más intercambiable si a la hora de escoger nuevos colores tienes en cuenta los que ya usas.
UTILIZA GAMAS TONALES
Cuando en el mundo de la moda se hace referencia a la palabra «tonal«, se suele referir a «dos tonos diferentes del mismo color usados juntos«. Es decir, si usas una camisa celeste debajo de una chaqueta azul más oscura, podríamos denominarlo como «capas tonales«. Este es un concepto muy útil, ya que la gama tonal de un mismo color combina a la perfección. Además, mezclar diferentes tonos del mismo color hace que el impacto sea más sutil y con más matices. Con este enfoque podrías arriesgar aún más: cuatro o cinco tonos diferentes del mismo color también podrían funcionar en un solo look.
TEN EN CUENTA LOS CONTRASTES
Una de las formas más claras de utilizar el color es creando un contraste entre dos tonos. Cuanto mayor sea el contraste, más se verán ambos colores, y más complejo y firme se verá el look. Este contraste no tiene por qué ser exagerado. De hecho, puede ser tan sutil como, por ejemplo, combinar una blazer azul marino con un pantalón gris claro, o unas botas safari marrón claro con unos chinos de color verde oliva. Lo importante es que el ojo perciba claramente dos colores, y que estén equilibrados.
Para crear este contraste, te recomendamos que elijas un color principal y que pienses en el otro como un color complementario. Una división al 50% tendría un efecto un poco brusco, que no es deseable. Es mejor dejar que predomine uno y añadir elementos del otro color como acento. Podrías entonces, por ejemplo, usar un traje verde oscuro con un suéter marrón claro y unos zapatos brogue marrones.
Esta es la teoría básica, pero para aprovechar al máximo los contrastes, debes pensar en cada uno de tus colores principales como un espectro que puede tender hacia más claro o más oscuro, lo que significa que puedes añadir diferentes tonos de cada color para variar el conjunto.
Recuerda que, además del blanco, los neutros también cuentan. El beige está en un espectro del blanco al marrón. El gris, del negro al blanco. El azul marino, del blanco al azul y al negro. Si sabes que vas a usar un abrigo azul marino con un jersey naranja, piensa en unos zapatos de un marrón anaranjado o rojizo (para complementar al naranja), o una camisa de rayas azul pálido en lugar de blanco (para complementar al azul marino).
Por supuesto, esto está lejos de ser una ciencia exacta: debes usar tu experiencia y gusto para saber lo que podría combinar mejor. Pero este método de dos colores contrastados, más los tonales, es una ayuda muy útil para mejorar y aumentar la variedad de tu outfit.
También tienes que tener en cuenta que una vez que comienzas a trabajar con más de dos colores complementarios, las cosas se vuelven un poco más complicadas y arriesgadas. Una regla general que puedes considerar es que cada nuevo color que añadas debe tener menos prominencia que el anterior, para que no se peguen entre sí.