Todos sabemos cómo son las bolas de golf y todos hemos notado la peculiaridad de los agujeros de su superficie pero ¿sabemos por qué las bolas de golf tienen agujeros? ¿Han sido siempre así?
Breve historia de la bola de golf
Las primeras bolas que se usaron para jugar al golf eran de madera pero su capacidad de vuelo no era muy favorable y fueron substituidas por las featheries, llamadas así porque consistían en bolas de piel e vaca o de caballo rellenas de plumas de ganso. El proceso de elaboración era muy tedioso y sólo permitía fabricar un máximo de cuatro bolas al día a cada fabricante. Esto, agravado por su delicadeza y su corta durabilidad, las convertía en un objeto muy caro que provocó que el golf fuera accesible solo para unos pocos adinerados.
A mediados del siglo XIX, se empezaron a fabricar bolas de gutapercha, una goma vegetal fácilmente maleable al hervirla y que mantiene la forma una vez fría. Con este material, se abarató el coste de las bolas y, en consecuencia, se expandió la práctica del golf. Este tipo de pelota tenía numerosas ventajas que desplazaron a las featheries entre las que están su durabilidad, su resistencia al agua y, sobre todo, su coste. Pero también tenían inconvenientes, pues era muy difícil alcanzar altura con ellas y no alcanzaban las distancias que recorrían sus predecesoras. La gutapercha ofrecía una superficie muy lisa, sin embargo, los golfistas las preferían cuando la superficie de la bola presentaba alguna imperfección a causa de los golpes porque, curiosamente, así volaban más lejos.
Más tarde, aparecieron las bolas Haskell, introducidas por un jugador de Cleveland llamado Coburn Haskell, con un núcleo central al que se le enrollaba un hilo de goma para, posteriormente, recubrirlo todo con un moldeado de gutapercha. Se experimentó con toda clase de sustancias para crear el núcleo de esta bola y, finalmente, el agua con resina fue el núcleo más efectivo. Pronto se sustituyó el recubrimiento de gutapercha por el de balata actuales.
Se dice que un profesor de la Universidad escocesa de Saint Andrews descubrió que las bolas volaban más lejos si se punteaba o se marcaba la superficie y a partir de esa teoría, en 1905, William Taylor diseñó la primera bola de golf con hoyuelos (alveolos) tal y como la conocemos hoy en día y que recorría mayores distancias en vuelo que las demás.
Explicación científica de los agujeros
Hemos llegado a la conclusión que, si la superficie de la bola tiene hoyos, vuela más pero ¿por qué?
La respuesta está en la resistencia aerodinámica de la esfera. Los agujeros reducen esta resistencia. Uno de los motivos por los que se genera esta resistencia es por la zona sin aire que queda detrás del objeto, denominada zona de depresión, cuanto mayor es esta zona, más resistencia presenta el objeto y antes se frena.
Los alveolos, producen unos remolinos que provocan que el aire se mantenga más tiempo en contacto con la superficie de la bola y que rellene mejor la zona de depresión. Así, la bola tiene más presión detrás que delante de ella y esta presión la empuja más lejos.
Con el giro adecuado, estos agujeros también contribuyen a la sustentación de la bola en el aire y a su elevación, mediante el efecto bakcspin. El bakcspin aumenta la velocidad en la parte superior de la bola y la disminuye en la parte inferior, cuando la velocidad aumenta, la presión desciende y, por tanto, la presión en la parte superior de la bola es menor que en la inferior y así, la bola es empujada hacia arriba.
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